PLUMAHISPANA



Breve historia de la pluma española

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Una magnífica desconocida


La pluma estilográfica se introdujo en España, procedente de Estados Unidos, a finales del siglo XIX. En 1903 se registran en la Oficina Española de Patentes y Marcas dos marcas españolas de objetos de escritorio, entre los que se citan expresamente por primera vez las "plumas fuente". Esta denominación, traducción directa del inglés "fountain pen", es la que recibieron inicialmente en España; el nombre "pluma estilográfica" apareció unos pocos años después, tanto en los registros de marcas como en la publicidad. Ambos nombres se usaron al unísono (junto con el registro esporádico de nombres curiosos como "pluma depósito"), pero poco a poco se fué imponiendo la palabra "estilográfica" hasta que, a partir de 1940, se usó ya exclusivamente este último término.


En 1903 se registró la primera marca específica de pluma fuente: la IDEAL, de Waterman. En 1912 se registra la primera marca española, la EUSKERIA de Bilbao, a la que siguió en 1913 la WOLFRAN, y en 1917 la LAKOR, ambas de Barcelona. Las tres marcas eran propiedad de marquistas españoles, y con toda probabilidad fabricadas en el extranjero.


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WOLFRAN 23 1/2S Safety en ebonita negra


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LAKOR de palanca en ebonita coloreada


Durante el primer tercio del siglo veinte el mercado español estuvo prácticamente copado por las grandes marcas extranjeras de plumas estilográficas (Waterman, Conklin, Sheaffer, Parker, Eversharp, Swan, Onoto, Montblanc, ...)


En este período tan solo están documentadas en España las siguientes cuatro factorías:


  • La fábrica (más bien taller) de la Sociedad Carbonell y Soler, que en 1920/21 lanzó al mercado la pluma "IRIS", y que tuvo una vida bastante efímera, de tan sólo unos cuatro o cinco años.


  • La Manufactura Nacional de Estilográficas (luego Tomé, Martra y Cía.), de Juan Mújica Lecea, que a partir de finales de los años veinte comienza su andar con la marca "NACIONAL"


  • La Casa Eladio Escofet, fabricante de objetos de escritorio de calidad (y, al igual que las dos anteriores, ubicada en Barcelona), que por esas mismas fechas sacó al mercado la estilográfica "THE MONTJOY'S PEN", seguramente la pluma más bella y de más calidad jamás fabricada en España


  • Finalmente, la fábrica valenciana de material de escritorio Vda. De César Giorgeta, que en 1933 apareció en el mercado de la estilográfica con la pluma "SAMA", cuya marca se convirtió un año después en "SAMAS".


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NACIONAL "The Auper"


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Dos MONTJOY'S


Durante el periodo de casi cuarenta años que precede a la guerra civil se conoce también una veintena de marcas comercializadas en España por los llamados "marquistas" y "montadores", es decir, propietarios españoles (típicamente agentes comerciales o propietarios de almacenes y de comercios de objetos de escritorio) sin manufactura propia, que o bien encargaban a terceros la fabricación de las plumas, o bien compraban a diferentes proveedores las piezas sueltas para luego montarlas y comercializarlas bajo su propia marca. Muchas de estas plumas fueron fabricadas en el extranjero, pero en ocasiones también fueron fabricadas en España.

Entre estos marquistas montadores y comercializadores destaca Vicente Martín Cerezo, que, a mediados de los años veinte, montó en Barcelona una empresa que comercializó un gran número de estilográficas bajo las marcas "OLIMPIADA", "THE MONDIAL PEN" y, sobre todo, "THE FONTPELAYO PEN".


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FONTPELAYO Ojival


La guerra civil de 1936-1939 fue un drama para la sociedad española, y destruyó una gran parte de su economía productiva. Durante la posguerra, y hasta finales de los años cincuenta, el estallido de la segunda guerra mundial, el aislamiento (tanto político como económico) al que las potencias vencedoras sometieron a España, y la política autárquica del gobierno franquista, se sumaron para castigar duramente a la maltrecha economía española, sometida a una penuria extrema de productos alimentarios, materias primas, energía y bienes de producción y de consumo.


Paradójicamente, este periodo de asfixiante escasez se convirtió en la edad de oro de los fabricantes españoles de plumas estilográficas, gracias a una única causa: el bloqueo de las importaciones. Mientras para la economía del país este bloqueo tuvo, en general, secuelas muy negativas, en lo relativo a la pluma estilográfica supuso la práctica desaparición de la importación de plumas extranjeras, por lo que el mercado español quedó totalmente en manos de la producción nacional.


Dado que la gran mayoría de la industria española transformadora y de bienes de consumo se concentraba en las proximidades de Barcelona, resulta lógico que entre 1940 y 1960 aparecieran, en dicha ciudad y su entorno cercano, nuevas fábricas de estilográficas, y numerosos talleres capaces de producir cualquier parte de una pluma que requirieran estas fábricas.


Así, la antigua "Manufactura Nacional de Estilográficas", luego "Tomé, Martra y Cía.", fue adquirida por Antonio Arbolés Vidal y produjo la marca "DALVI".


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DALVI de celuloide y capuchón plateado


Por su parte, los hermanos Vila Sivill (antiguos trabajadores de la empresa de Vicente Martín, que crearon en 1935 un negocio mayorista de objetos de escritorio comercializando plumas estilográficas fabricadas en el Japón con las marcas "ANTINIA" y "ATLÁNTIDA") montaron en 1940, en asociación con Baldomero Curià, una fábrica de objetos de escritorio, produciendo estilográficas con las dos marcas ya citadas, y con las nuevas marcas "REGIA", "DERBI" y "DURILON".


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REGIA Súper en celuloide rojo


En 1942 aparece en Torelló (Barcelona) Manuel Portús Ribas, con la marca "SUPER T".


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SUPER T OLIMPIA 15, con su característico clip, ganadora del Premio Delta al diseño industrial


En 1949 los hermanos Gilabert crean en Barcelona la "Industrial Cervantes, SA" (ICSA), que lanza al mercado las marcas "CERVANTES", "ICSA" y "CL.EVEREST".


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CERVANTES "Prestigio" en celuloide laminado


A finales de 1953 "Industrial MAVA" de Manuel Vaqué Ferrandis (cuyos orígenes cabe situar en 1940 en Pallejà (Barcelona), como fabricante de plumillas y plumines de acero y oro) sacó al mercado la estilográfica "INOXCROM".


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INOXCROM 41 inicial de dos anillos


Otros talleres produjeron estilográficas con, entre otras, las marcas "INVICTA", "DUCAL", "BEYTOL", "RILEX", "SEIMAN", y "SCRIKSS".


En cuanto a los talleres de la industria auxiliar, que producía todo tipo de componentes (metálicos, de plástico y de goma) usados por los marquistas para montar sus plumas y por los mismos fabricantes como complemento, podemos destacar en particular a "Industrias Jarque y Cía." de Barcelona, que con el nombre comercial de "Talleres AURUM" fue el responsable de la fabricación de la mayoría de plumas encargadas por los marquistas.


Entre los numerosos marquistas, casi todos ellos ubicados en Barcelona y Madrid, destacan en este período Ricardo Gurina Pérez, de Barcelona, con las marcas "KAPITAN", "CAPITAN" y "SOFFER" (por ofrecer precios muy ajustados al mismo tiempo que una calidad y diseño respetables), y Emiliano Sanz Barbero, en Madrid, que comercializó bajo la marca "CIROS" una enorme variedad de modelos.


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SOFFER ojival facetada


Lugar destacado en esta historia merecen también los fabricantes de plumines de oro, pieza indispensable en toda buena pluma estilográfica. En la década de los años cuarenta aparecieron tres o cuatro de ellos en Pallejà y en Barcelona, pero por encima de todos destacó Damià Onsés Ginesta, que desde 1933, primero en Barcelona y después en Pallejà, fue el suministrador de los plumines de oro que equiparon la mayor parte de las plumas de calidad fabricadas en España.


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PLUMINES EN ORO DE 14 KT (585) DE DAMIÁ ONSÉS GINESTA

De izquierda a derecha: genérico ORO DOG (iniciales de su nombre), genérico WARRANTED GOLD 14 Kts, - muy solicitados - y dos REGIA ORO 585, con y sin corona, exclusivos para la marca.


Muchos de los plumines de acero inoxidable, destinados a las plumas estilográficas más económicas, procedían de "Industrial MAVA" (posteriormente "Inoxcrom, SA"), y llevaron siempre la marca "INOXCROM". Adicionalmente, algunas fábricas de plumillas de acero del tipo corriente, ubicadas en Barcelona y Valencia, también fabricaron, en mucha menor medida, plumines de acero cromado con destino a las estilográficas.


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PLUMINES GENÉRICOS INOXCROM EN ACERO INOXIDABLE SOBREDORADO

El plumín #4, mayor que el #2, llevaba grabado el adorno de la "V", y podía ser solicitado con un sobreprecio (por lo que hoy día es más escaso) en bitono dorado-plateado.


Fuera de Cataluña hubo relativamente poca actividad la fabricación de plumas estilográficas. En Pasajes (San Sebastián) la empresa "Industrias del Alambre, SA.", creada en 1942 (y posteriormente llamada "Casa Cóndor" e "Industrias Cóndor"), fabricó estilográficas con las marcas "CÓNDOR" y "DRAGÓN". En Albacete, Ignacio Pujol Sánchez creó de la nada una fábrica de estilográficas con las marcas "PUYSAN-POLIMNIA" y "PUNTO VERDE".

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PUYSAN PUNTO-VERDE con cargador de pistón


Años después Juan Sánchez Navarro, que había trabajado como mecánico en la empresa de Ignacio Pujol Sánchez(y que no estaban emparentados, pese a la coincidencia de apellido), fundó "Estilográficas Jabalina" también en Albacete en la que se fabricaron las marcas "JABALINA", "SCRIKKS" (comprada al primer propietario catalán) y "STYB".


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Dos modelos de la marca STYB


La drástica disminución en las importaciones tras la guerra civil produjo, como consecuencia previsible (e indeseable, desde el punto de vista del gobierno), un gran aumento del contrabando. En lo relativo a las plumas estilográficas, entre otras medidas preventivas o represivas, el gobierno dispuso, en diciembre de 1947, que todas las estilográficas de importación deberían llevar adherido un sello gratuito especial, como garantía de legitimidad. Las plumas de fabricación nacional también debían llevar un sello análogo, con la palabra "Nacional" impresa en color rojo.


La obligación de llevar el sello en la producción nacional se mantuvo hasta su derogación a finales de 1962, cuando la situación ya había mejorado lo suficiente como para permitirlo. En cuanto a las plumas de importación, la eficacia de la medida fué muy escasa, ya que se generalizó entre los comerciantes la práctica de despegar el sello al vender la pluma y reutilizarlo posteriormente con una (o varias) plumas de contrabando.


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Sello de aduanas para plumas nacionales


El auge de la producción española de plumas estilográficas duró unos treinta años. A partir de principios de los años sesenta, con la liberalización económica, el mercado y las importaciones empezaron a normalizarse, de forma que las grandes marcas extranjeras volvieron a competir con las nacionales. Adicionalmente, en esa época el bolígrafo, una vez superadas las dificultades iniciales con su tinta, se había consolidado ya como un poderoso rival para las estilográficas; de hecho, a finales de los sesenta las fábricas españolas producían ya más plumas atómicas o continuas (así se llamaron los primeros bolígrafos en España) que plumas estilográficas.


De forma casi inevitable, en la década de los setenta la mayoría de talleres y fábricas dejaron de producir plumas estilográficas y bastantes de ellos cerraron. De los fabricantes citados, en la actualidad tan solo perduran "Inoxcrom, SA." (con mucho la mayor fábrica de estilográficas que jamás existió en España, y que desde los años 70 hasta la actualidad buscó su mercado en la exportación de buena parte de su producción, especialmente bolígrafos) y la "STYB, SA" (sucesora de "Estilográficas Jabalina") en Albacete, pero hay que reseñar que ambas factorías tienen hoy día una producción de estilográficas muy reducida.



Epílogo


Sin restar importancia a los meritorios modelos de gran calidad fabricados en España anteriormente a la guerra civil, de la breve reseña histórica que acabamos de presentar se desprende fácilmente que, para el coleccionista español de plumas estilográficas, el periodo de posguerra comprendido entre 1940 y 1970 resulta especialmente interesante, por la cantidad y variedad de modelos en él producidos. Como muestra del dinamismo del mercado español de la estilográfica en ese periodo, baste mencionar que durante esos 30 años se llegan a contabilizar unas 170 marcas españolas que, excepto contadas excepciones, corresponden a plumas fabricadas en nuestro país.


Sin embargo, es necesario también ser objetivo y echar una mirada crítica a la producción nacional de este periodo. En general, todo hay que decirlo, la calidad media de muchas de las plumas fabricadas en España era bastante baja, ya que se usaban materiales de poca calidad; adicionalmente, muchas eran copias descaradas de modelos extranjeros de gran éxito (por ejemplo, las imitaciones, totales o parciales, de las Parker "21" y "51" son muy numerosas)


Pero junto a esta masa de marcas de bajo precio y peor calidad encontramos algunas marcas de las que podemos decir, sin duda alguna, que han producido modelos que pueden competir, sin desdoro alguno, con las mejores plumas del resto del mundo.


Así, como fabricantes de grandes volúmenes, podemos resaltar los milagros de "INOXCROM" y "SOFFER", que, aun cuando en su diseño estuvieran claramente influídas por las Parker, ofrecieron en general una calidad realmente destacable a precios muy ajustados (especialmente en el caso de "SOFFER"), y, en algunos modelos, ofrecieron un producto que incluso superaba en calidad a las propias Parker.


Por otra parte, tenemos también factorías que hicieron pequeños volúmenes de modelos de gran calidad y diseño original, incluso en ocasiones vanguardista. Así, resulta realmente meritorio que en medio de dificultades de toda suerte (escasez de energía eléctrica, falta de materias primas de calidad, baja capacidad adquisitiva del mercado nacional, una administración económica asfixiante, etc., etc.) salieran de las fábricas españolas plumas de la calidad y del diseño de las "REGIA", "SUPER T" y "CERVANTES" por mencionar algunos de los modelos más destacados.


Desgraciadamente toda esta historia, entrañable por ser nuestra, se ve amenazada hoy día por el más letal de los peligros: el olvido. La tendencia (tan frecuente en el español) de considerar mejores a los productos procedentes del extranjero, unida a las frecuentes experiencias negativas resultantes del uso de las marcas de peor calidad, conspiraron para que olvidaran las plumas españolas incluso aquellos que, como estudiantes o profesionales, las usaron cuando el bolígrafo todavía era más una curiosidad que una herramienta útil.


En consecuencia, es hoy día frecuente que, gracias a Internet, un coleccionista español que comienza con la afición esté bien versado en las características y modelos de múltiples marcas americanas, inglesas y alemanas, y sin embargo no sea consciente ni siquiera de la existencia de modelos españoles de igual, o superior, calidad.


Esta situación va cambiando poco a poco, gracias al esfuerzo de los propios coleccionistas; no es, sin embargo, una tarea sencilla, ya que se ha preservado poca documentación técnica o comercial de aquellas empresas, y la avanzada edad de la mayoría de aquellos que estuvieron involucrados en la producción hace cada vez más difícil conseguir testimonios de primera mano.


Poco a poco, sin embargo, la historia de la pluma española va desvelando sus secretos, y pide el reconocimiento, modesto pero no desdeñable, de su papel dentro de la historia general de la pluma estilográfica



Rafel Pujol Marigot (texto) y Miguel Huineman (fotografías)
Julio 2012


Con agradecimiento a quienes han colaborado en la ilustración de este artículo